10 de enero de 2025
LA NACIÓN
Es sabido que en muchos casos las empresas familiares que se heredan desde los abuelos o los padres a los hijos no terminen bien. Este no es el caso. “Nos tuvimos que hacer cargo de un día para el otro cuando papá se enfermó”, recuerdan Iván, Leonor, Marcos y Lisandro, los cuatro hermanos que hoy manejan la inmobiliaria Achaval Cornejo. Son los hijos de Iván de Achaval, quien en 1955 junto a su primo hermano Toribio fundaron Achaval y Compañía.
Iván padre tomó decisiones inteligentes para el legado que les dejaría. Iván (h) y Leonor fueron los primeros en querer sumarse al mundo de las propiedades pero ingresar como empleados de su papá no fue tarea fácil para ninguno. Todos tuvieron que “dar prueba”. No empezaron en la emblemática oficina de la avenida Callao y Las Heras que ya contaba con una selecta cartera de clientes, sino que su padre les armó una oficina anexa, a pocas cuadras, para que se desenvuelvan solos. Y tampoco trabajaron bajo la misma marca de renombre: creó para ellos otra llamada Ilemar (por las letras iniciales de Iván, Leonor y Marcos).




